- Yoel Soto
A Desdémona
Updated: Feb 3, 2019
Desdémona, no me dejes;
no ha anochecido aún y la calle está fría.
Fría y colmada de desengaños y fraude,
de malhechores, oportunistas y de hambre.
Hambre insaciable y asesina;
hambre de sucia política y albas doradas,
y de miedos importados por pasados hitlerianos.
¡La calle está más fría desde entonces!
Desdémona, amor mío,
sobre la mesa esta mañana
el café estaba aún caliente cuando regresaste;
el queso se había podrido mas la mufa del pan
le quedaba como a la alergia el polvo.
La silla rota por las tardes grises
yacía en el mismo verde rincón de sombras
donde aún vagaba tu perfume devorado por las telarañas,
y el jarrón de flores, sin flores, también te aguardaba,
a pedazos, sobre la moqueta de los tigres
que lavaste el día de tu muerte prematura.
No me dejes de nuevo:
no te desvanescas en alguna ¨nebbia¨ unamuna,
o te encarames en cucarachas kafkenses;
no te lo perdonaré.
Mi hígado ya no filtra el tiempo
-duro como cemento al sol-
y no respiro con mis narices ahogadas en este rojo lodo
de pólvoras y decepciones.
Yoel Soto

Desdémona, óleo de Frederic Leighton (circa 1888)